lunes, 25 de agosto de 2014

HABLA EL CARDENAL SIRI - ARZOBISPO DE GÉNOVA - SOBRE LA SITUACIÓN EN LA IGLESIA

HABLA EL CARDENAL GIUSEPPE SIRI
(Impresionante la actualidad de lo escrito por el Cardenal Siri hace más de 40 años)
 

   Creo de suma importancia, para descifrar el enigma del actual pontífice, citar las valerosas declaraciones del Cardenal Siri. El no habla directamente de Paulo VI, pero creo que lo que dice se puede aplicar al Papa Montini: 

   l.- LA OPINIÓN SUSTITUYE A LA VERDAD
   La primera y fundamental doctrina del poder de este mundo es la afirmación: la verdad no existe. Ya decía San Agustín que la diferencia entre la ciudad del mundo y la ciudad de Dios se finca en que la primera tiene mil opiniones, y la segunda, una sola verdad. La diferencia capital entre las dos ciudades, no versa, por tanto, sobre el contenido, sino sobre la misma existencia de la verdad. Basta recordar el dramático diálogo entre Jesús y Pilatos.
   Lo más grave es que hay una técnica para sustituir la verdad por la opinión. Esa técnica existe y es socorridísima: basta dar una ojeada a la actual producción religiosa, literaria, filosófica. Se trata de expresar opiniones tan cautelosamente formuladas, que es imposible saber cuál es la tesis del autor; o mejor aún: se yuxtaponen unas a otras, como si fueran mutuamente compatibles, doctrinas que son entre sí contradictorias.
   Fijémonos en el slogan de la muerte de Dios. Si se dijese negación, todos comprenderían. Mas aquí nos encontramos frente a una operación sutilmente sofisticada, que quiere dar falazmente la impresión de salvar así la idea más aquilatada y químicamente pura de Dios... por su 'identificación' con la más profunda realidad del hombre.
   Los mismos términos equívocos de 'conservador' y 'progresista' esconden la técnica del relativismo, que conduce toda cuestión doctrinal a los esquemas de derecha e izquierda, con lo que todo se relativiza, todo se torna cuestión de opinión e instrumento de poder. La relativización de la verdad y de la doctrina es el verdadero objetivo de tales exposiciones arbitrarias de los actuales problemas de la Iglesia.
   ¿No es ese absurdo e injustísimo justo medio, que incluso obispos y cardenales preconizan entre nosotros, como si el ideal estuviera en plantarnos a medio camino, entre la verdad y el error?

   2.- ¿RESURGE LA 'GNOSIS'?
   Para cualificar los errores en curso se habla de un nuevo modernismo y también de la protestantización de la Iglesia. Pero el Arzobispo de Génova prefiere recurrir a la 'gnosis'.
   Recuérdese que la 'gnosis', con su atractivo de ciencia y alta especulación, con su afán de comprender el misterio y naturalizar la fe, constituye en el siglo II, el mayor peligro quizá de toda la historia de la Iglesia. Creo -nos viene a decir el Eminentísimo Arzobispo de Génova- que se puede legítimamente calificar de 'gnosis' ese conglomerado de errores, que hoy circulan por ahí, vistos en su sistematización. Mas... ¿son muchos los que saben lo que dicen? Esto es lo terrible: ¡que no saben lo que dicen!
   Se procede no por motivos racionales, sino por el prurito de conformarse al mundo. Pero el poder mundano tiene su propia filosofía; y los teólogos de moda traducen al lenguaje teológico las opiniones del día, no porque acepten una doctrina como tal, sino porque aceptan las doctrinas, que lisonjean a los poderes de este mundo.
   La gravedad del momento presente es ésta: que no se trata ya más de la oposición o contraste entre la verdad y el error, sino entre la verdad y la no verdad, entre el orden de la verdad y la dictadura de la opinión. Los hombres se creen libres por que así figura en los textos jurídicos, cuando esa misma engañosa creencia es prueba de su servidumbre.
   ¿Estará también la Iglesia bajo la dictadura de la opinión? La Iglesia, no; pero muchos que están en la Iglesia, sí. La Iglesia no podría ser violentada en su libertad, sin que el Espíritu Santo suscite poderosas reacciones...
   La polvareda levantada en torno al Concilio no fue querida por Juan XXIII, quien por ello sufrió profundamente; de esto soy testigo personal. La verdadera grandeza cristiana de Juan XXIII consistió en el modo sereno y cristiano con que, midiendo plenamente la imponente gravedad de los problemas, aceptó humildemente su cruz hasta la muerte.

   3.- LO MÁS URGENTE.
   La obra más urgente es restaurar en la Iglesia la distinción entre la verdad y el error. Hemos llegado a tal extremo que todo ejercicio de la autoridad eclesiástica se considera como abuso frente a la libertad. ¡Como si la autoridad fuese la negación de la libertad! Mil poderes ilegítimos coartan muy gravemente y muy sistemáticamente la conciencia y la libertad de las personas en el plano inmediato, mientras que en el plano más profundo las apartan de la verdad, expresada en las fuentes de la Revelación y en el Magisterio. "Yo espero que las justas y autorizadas distinciones llegarán. La pastoral no es el arte del compromiso y la cesión: es el arte de la salvación de las almas en la verdad".
   Esa verdad, que se oscurece tantas veces en las abusivas deformaciones de la liturgia. Hoy se descubren peligrosas pérdidas en lo esencial. Lo sagrado no es solamente el rito: es la presencia, en el rito, de la realidad significada. Cuando se mitiza el rito, se pierde el sentido de la sustancia que contiene. Nada, por consiguiente, de extraño que la Eucaristía se convierta para algunos en una simple fiesta de la unidad humana, en la cual Dios es nada más que un espectador. "Aquí estamos no ya en la herejía, sino en la apostasía".
   Es cierto. "La presente situación de la Iglesia es una de las más graves de la historia, porque, esta vez, la impugnación no le viene de la persecución de fuera, sino de la perversión interior. Esto es muy grave. Pero, las puertas del infierno no prevalecerán".

No hay comentarios:

Publicar un comentario