viernes, 20 de enero de 2017

FAMILIA, SOCIEDAD Y ESTADO

Esbozaré algunos pensamientos breves para una temática que tendría para completar tratados enteros.

¿Quién puede negar que la Familia es la piedra angular y básica de la sociedad?

Hasta Dios Todopoderoso manifestó Su voluntad salvadora terrenal de inicio entrando en una estructura familiar, encarnándose en una doncella sencilla de Galilea hace más de dos mil años.

Es por ello, que ante esta importante institución social, resulta significativamente fácil de comprender el corolario siguiente: a familias fuertes y robustas, se tienen en consecuencia sociedades fuertes y robustas; y también en correspondencia lógica, un Estado fuerte y robusto.

Igualmente, como fácil silogismo, se deduce que la supervivencia del Estado está supeditada a la supervivencia de la Familia. Esta verdad fundamental es urgente que sea comprendida por todos, en especial por aquellos que gobiernan y desean sinceramente el bienestar de las personas que los eligieron.

Pero cómo se fortalece a la familia?... una pregunta compleja para responder, y de gran connotación sobre todo en una sociedad bombardeada por medios de comunicación que transmiten, con pasmosa naturalidad, la idea de la desintegración familiar en un mundo ultra individualista. Fácilmente se encuentra en radio, televisión, y web: la promoción de la infidelidad, la separación, el divorcio, la vida promiscua. Todo ideado para el consumo de una sociedad hedonista.

Vivimos en una sociedad en la que se promociona la destrucción de la Familia. Se promueve el libertinaje sexual en adolescentes y jóvenes, el aborto y el homosexualismo; de una manera tan relativista que cualquiera que se oponga sufre de inmediato la persecución de los medios y grupos de poder afines, calificándosele de mentalidad retrograda, medieval y/o de integrismo fundamentalista religioso.

Volviendo a la pregunta anterior, para fortalecer la Familia, en definitiva hay que pensar en fortalecer el matrimonio como su base fundamental. Entendamos al matrimonio en su dimensión universal como unión entre hombre y mujer para procrear y crear patrimonio común. Lo anterior conlleva el entendimiento de que la vida y la prosperidad son fundamentales en el marco de la institución familiar.

Queda claro, que al hablar de procreación se debe entender entonces que la vida debe ser protegida y respetada en todas sus fases, desde la concepción hasta la muerte natural. La vida es el derecho fundamental, sin este derecho no se generaría ningún otro derecho posible. Promover y proteger la vida entonces es elemento clave para fortalecer la Familia.

Esta promoción y protección de la vida debe partir en primera instancia del ente llamado a garantizar el bien común de todos, es decir, el Estado.

Los ingresos familiares deben ser al menos los justos, tomando como base el trabajo responsable de los miembros de la Familia que tienen edad para trabajar. En esencia, padre y madre deberían responsablemente trabajar. Por ello el Estado debe promover políticas de trabajo y de promoción sobre todo para los cónyuges de familias de bajos ingresos.

Debe el Estado promover políticas positivas en cuanto a la exención de impuestos para la vida familiar, que beneficie trabajo, salud, educación, adquisición de bienes familiares, tiempo en familia, entre otros.

Se deben escoger personas que gobiernen con voluntad clara y verdadero interés por ayudar.

3 comentarios:

  1. Hola ,

    Estuve leyendo su espacio lo encontre de casualidad y me ha gustado mucho la información y sus reflexiones, espero poder intercambiar en algún momento correos para enviarle algunos comentarios y consultas.

    Saludos y éxito en su defensa de las sanas tradiciones católicas.

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  2. Hola Yadira:

    Con mucho gusto estoy a disposición.

    Atentos saludos

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