miércoles, 24 de julio de 2013

EDUCAR LA SEXUALIDAD

¿Hay que educar la sexualidad de los hijos?

La sexualidad debe ser educada del mismo modo que se educan otros aspectos de la vida de los jóvenes, pero con sus particularidades propias: debe entenderse como educación para el amor, para la entrega; que facilite a los jóvenes la comprensión de la belleza y la trascendencia del amor conyugal en el matrimonio, la grandeza de la misión de la familia. La educación de la sexualidad no puede separar los aspectos biológicos de los aspectos afectivos, morales y espirituales.
 
¿A quién corresponde la educación sexual?

En primer lugar le corresponde a los padres, que por conocer bien a sus hijos, saben cuál es el mejor momento y el modo para explicarles todo lo relativo a esta materia. Esta es la mejor educación personalizada, que además garantizará el pudor y la delicadeza de sus enseñanzas. La escuela puede cooperar con los padres pero nunca sustituirlos. Los padres deben conocer y autorizar los conceptos que reciban sus hijos en la escuela, particularmente en esta materia.
 
¿Qué opinión merecen los programas educativos que proponen una simple información fisiológica o biológica en esta materia?

Esos programas lesionan la formación de los adolescentes en la medida en que estén separados de los principios morales. Deben estimular a vivir las virtudes humanas que llevan a un dominio de sí mismo y fomenten el verdadero amor y la castidad.
 
¿Atenta la práctica de la castidad contra la libertad?

De ningún modo, porque la castidad es una virtud que orienta el recto uso de la sexualidad, y su vivencia suele variar según las circunstancias en cada etapa de la vida. En la adolescencia debe ser educada, ya que la corrupción de costumbres comienza frecuentemente por el abuso de la facultad de engendrar, que debe ser orientada hacia el amor, la vida y la fecundidad. De la misma manera que en otras materias los padres y los educadores no tratan a sus hijos o alumnos como animales, tampoco deben hacerlo en este tema. Plantear los aspectos relativos a la sexualidad separados de los valores específicamente humanos y cristianos, lleva a un comportamiento animal, indigno de la condición de hombres y mujeres.
   
¿Deben estar atentos los padres sobre estos aspectos de la educación sexual de los hijos?

Sí, porque Dios les ha encargado la tarea de formar a sus hijos como hombres cabales y como cristianos. Descuidar este aspecto sería faltar a un grave deber y dejarlos, hoy en día, a merced del ambiente de libertinaje que se propaga en nuestro tiempo.

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