La homosexualidad, una anomalía curable
por Guillermo C. Pérez
A
pesar de la crudeza de la exposición es bueno saber que prácticas son
las que se producen en el mundo homsexual para ver que es lo que los
candidatos de los partidos políticos mayoritarios han defendido y se
proponen amparar con los recursos del Estado
Como
todo el mundo sabe, la aparición de la homosexualidad ha estado siempre
ligada, en todas las civilizaciones que ha habido en la historia, a una
época de decadencia; ha estado siempre ligada a las sociedades
corrompidas por la pérdida de valores. Efectivamente, como los valores
son la infraestructura que sustenta todo lo demás, cuando éstos
comienzan a decaer -ya sé que no es necesario que recuerde ahora que
ésta es una de esas épocas-, entonces decae también todo lo demás (la
cultura, la ética e incluso algo tan bajo como la economía). Es de sobra
conocido que cuando sucede esto, la mayoría de la gente empieza a
apartarse de la Verdad y a llevar una vida alejada de ella, porque el
ser humano llega a tal punto de degradación que ya no se preocupa por
los demás y ha perdido la voluntad y la conciencia. Es en estos casos
cuando la mayor parte de la gente, en vez de resistir valientemente como
una roca, entierra su voluntad y cierra los ojos ante la Verdad que
tuvo la oportunidad de ver, dejándose engañar y llegando incluso a caer
tan bajo que, para no molestarse, llega hasta a afirmar que es normal la
vida depravada, materialista (...),
Como puede comprobar cualquiera
de los lectores, si se molesta en investigar y no tragarse
sistemáticamente todo lo que oye por ahí o ve en televisión, esa
enfermedad mental degenerativa conocida como homosexualidad, en sus
diferentes variantes, aparecía, hasta los años sesenta, en la lista de
enfermedades de la O.M.S. (Organización Mundial de la Salud), organismo
integrado en la O.N.U., y de la cual fue retirada por las presiones, no
por ningún descubrimiento científico que apoyase la homosexualidad.
(...)
Entonces, si la ciencia ha estado siempre de acuerdo en
este punto, ¿por qué negar ahora que eso es intrínsecamente antinatural y
que no aparece en ningún otro ser vivo? ¿por qué abandonar a un pobre
enfermo y no ayudarle a superar su anomalía?
Según describe
cualquier diccionario, la enfermedad es una alteración más o menos grave
del equilibrio orgánico y/o psíquico que es característico de una
persona en sus relaciones con el medio natural y social en que
desarrolla su actividad. En una pareja de homosexuales no es posible una
realcomplementariedad ni emocional, ni física, ni mental, ni
sentimental,
La palabra gay en griego es malakoswmoV, que tiene la misma raíz que enfermedad (malakia). Según
las conclusiones de los científicos y psicólogos de todo el mundo
(entre los que puedo citar, como ejemplo, al gran psicólogo holandés Van
der Aardweg, al doctor estadounidense Edward R. Fields o al español
Vallejo Nájera), la homosexualidad es una neurosis, salvo en algunos
casos poco frecuentes, que, según las estadísticas, son del 0,001% de
los casos; en esos casos minoritarios, que son los únicos que nacen
homosexuales (ya que hay que recalcar que el restante porcentaje es
adquirido), se trata de una mutación genética, por lo tanto es una
mutación genética anómala. Si es una neurosis, que, como ya he dicho,
son el 99,99% de los homosexuales, los tipos de homosexualidad,
atendiendo a su causa, podemos dividirlos en cinco, que son los
siguientes:
1º)Haber crecido en un ambiente marcado por
muchas contradicciones que el niño no ha sabido superar de manera
normal, al observar entornos posicionados muy opuestos entre sí,
especialmente entre los ocho y los doce años.
2º)Haber sufrido un abuso sexual homoerótico durante la niñez o la pubertad
3º)Haber crecido en un profundo temor a acercarse al sexo opuesto, lo que le ha llevado a desarrollar esa tendencia desviada.
4º)Haber
vivido con un apego anormal a la madre, si es niño, o al padre si es
niña, de tal modo que en su mente se crea una extraña aversión a las
relaciones amorosas con el sexo opuesto, que le puede llevar a
desarrollar atracción sexual hacia su mismo sexo.
5º)El último
caso es el único que no está unánimemente considerado como enfermedad
directamente ligada a la homosexualidad, sino que algunos consideran que
sólo se trata de una depravación que más bien dentro de las anomalías
psicológicas causadas por el abuso del sexo: Se refiere a las personas
que han crecido fuertemente dominadas por la masturbación y que, poco a
poco, por no imponer su voluntad a los deseos del cuerpo, se han ido
entregando a un total desenfreno con las mujeres, hasta que están
hartos, y como la copa del placer acaba vaciándose por no saberla
administrar, su cuerpo, que está totalmente dominado por la animalidad,
les conduce a tomar nuevas vías, con tal de satisfacer su placer, y así
comenzarán a probar de todo, porque su sistema nervioso está plenamente
dañado por la reincidencia en el vicio sexual, se aficionarán entonces a
la homosexualidad, que les lleva también a la pedofilia, y con el
tiempo cada vez a un mayor número de depravaciones sexuales, como la
zoofilia, la necrofilia, etcétera. Éste es el tipo de homosexualidad más
frecuente hoy en día, cada vez más fomentado por las modas y la falta
de formación, así como por el progresivo desenfreno materialista y
carente de valores de la sociedad actual.
Con estas
explicaciones, no quiero decir que todos los que pasen por una de las
cinco causas tengan que acabar homosexuales, sino que -como con todas
las enfermedades adquiridas-, sucede como en la lotería, que cuantos más
números compres, más fácil es que te toque, pero le puede tocar
perfectamente a uno que sólo compre un décimo; y además, una enfermedad
ataca a una persona en mayor o menos grado según la persona que sea,
igual que un golpe en la nuca a unos les puede provocar la muerte y a
otros no según la persona y según las circunstancias en que se produzca
ese golpe.
Hay otro factor importante que no debemos despreciar:
La homosexualidad puede confundirse (y confundirlo sería algo muy
peligroso), con otras dos sentimientos humanos que se desarrollan en
toda la gente, si bien en unas personas más que en otras, aunque con
frecuencia mucho más entre las mujeres, son dos: Una es la especial
sensibilidad hacia la belleza que sienten algunas personas, lo que las
lleva a admirar las proporciones, la armonía, la estética, no sólo de
personas del mismo sexo, sino también del opuesto, y también de los
paisajes y de todos los seres y objetos que disfrutan en contemplar; la
otra es una especial sensibilidad hacia todas las muestras de cariño y
aprecio, tanto del mismo sexo como del sexo opuesto. Ambas son
sensibilidades, por ello no tienen nada que ver con otro tipo de
tendencias, sino que más bien son sentimientos estéticos o necesidad de
afecto.
Y ahora que he aclarado bien lo que es homosexualidad y
lo que no lo es, y he descrito qué tipo de enfermedad es la
homosexualidad, voy a pasar a describir las terribles consecuencias, a
menudo irreparables, que la homosexualidad acarrea no sólo a los
homosexuales que no traten su anomalía, sino que se extienden a cientos
de personas inocentes por ese egoísmo y falta de consideración, aparte
de la perversidad de los demagogos por conseguir votos, aunque sea a
costa de la salud de la gente:
Según los estudiosos, el SIDA
llegó a extenderse por toda Europa y América como consecuencia de las
actividades sexuales de los gays y por ellos se extendió a otros
segmentos de la población a causa de las prácticas bisexuales. La prensa
omite las prácticas para no escandalizar a la gente, pero para
mostraros a todos cómo la Iglesia nunca se ha equivocado en materia de
fe y moral -que son inmutables y eternas, porque emanan de la Verdad-, y
para que veáis las horribles consecuencias que acarrean estas prácticas
para ellos, y para la sociedad entera, sumaré a mi exposición las
estadísticas de Corey & Colmes:
a)Sexo oral: Practicado en un
100% de los casos; en muchos casos ingieren semen, que contiene los
mismos gérmenes que la sangre, por tanto, es igual de peligroso que
tragar sangre.
b)Sexo anal: Practicado en un 90%, con una media
de 68 relaciones anales al año. Durante el acto, el recto es como un
recipiente que mezcla saliva, heces fecales, semen, y todos los gérmenes
que haya en ellos. La pared rectal tiene el grosor de una célula; el
desgarro es frecuente, con lo que acuden todo tipo de contaminantes a la
corriente sanguínea, con lo que se facilita la transmisión de la
Hepatitis B, enfermedad que es transmitida fácilmente a gente inocente a
través de los servicios de alimentación; ésa es una de las ocupaciones
favoritas de los homosexuales, así que centenares de personas inocentes
están expuestas a esa enfermedad a través de los alimentos.
c)Fisting:
Es la práctica gay de introducir diversas clases de animales vivos y
objetos en el ano. Con frecuencia son requeridos los servicios médicos
para extraer esos objetos y a menudo los daños son difícilmente
reparados por la cirugía.
d)Sexo fecal: el 80% de los
homosexuales lo practican. Consiste, literalmente, en lamer el ano. Es
la principal causa de hepatitis y de contagios parasitarios. Por
ejemplo: Según el departamento de Sanidad Pública de San Francisco,
entre el 70 y el 80% de los casos de hepatitis en esa ciudad se da entre
homosexuales. La hepatitis es altamente contagiosa y se desarrolla en
condiciones de escasa higiene. Mata a la mayoría de sus víctimas, pues
destroza el hígado. Personas inocentes están en peligro por los
homosexuales que trabajen en cocinas, de enfermeros o de camareros.
e)Sexo
urinario: 29% de los homosexuales. Comúnmente llamado "lluvia dorada".
El homosexual es rociado y llega a beber orina, sustancia altamente
tóxica cuyo consumo puede causa, eventualmente, la muerte.
f)Sadomasoquismo:
37% de los homosexuales. Consiste en infligir o recibir torturas para
conseguir placer sexual. Muchas muertes por esta práctica han sido
atribuidas a accidentes en grandes ciudades.
g)Encuentros
sexuales anónimos: 41% de homosexuales en urinarios públicos y el 60% en
baños públicos; el 64% admite consumir drogas durante esos encuentros.
Según
los últimos estudios médicos, un homosexual común sodomiza 108 varones
al año, traga el semen de 48, permite que le penetren 68 e ingiere heces
de 19 como media. El 85% de homosexuales contrae hepatitis, un 49% han
sido infectados con parásitos intestinales (lombrices, gusanos,
amebas....). A pesar de que esas infecciones intestinales y el SIDA no
se solían dar más que en naciones subdesarrolladas, el 83 % de los casos
de SIDA en 1992 en EEUU se dio en homosexuales y bisexuales. Los
bisexuales transmiten a otras mujeres esas enfermedades y ellas a sus
hijos o a otros hombres, extendiéndose así por toda la sociedad. Con el
daño infligido al propio cuerpo por la antinatural actividad homosexual,
proliferan todo tipo de agentes patógenos, constituyendo un serio y
grave peligro para la salud pública.
Según los estudios del
doctor P. Cameron: El promedio para la muerte de un hombre blanco casado
es de 75 años, en cambio para un gay, la media está en 42 años, y sólo
el 9% llega a sobrepasar los 65 años.
El promedio de vida de una
mujer blanca casada es de 79 años, mientras que en lesbianas el promedio
es de 45 años, de las cuales sobrepasan los 65 años tan sólo el 24%.
Los
gays tienen 102 veces más posibilidades de ser asesinados, generalmente
por otros gays; cometen suicidio 25 veces más a menudo y tienen un
promedio de accidentes de tráfico de 19 veces más. Todo esto es un
reflejo de sus serios problemas emocionales.
El 21% de las
lesbianas mueren por asesinato, suicidio o accidente, es decir, un
promedio 534 veces mayor que el de las mujeres heterosexuales.
La gran mayoría de asesinos en serie son gays: Wayne Williams (asesino de niños), John Wayne Gacy, etc.
En
España, el caso Arny fue muy defendido por la prensa; ese famoso caso
de prostitución infantil se localizó en todos los bares gays de Sevilla.
En fin, ya se sabe, donde aparecen homosexuales, raro es que no haya
chaperos....
Una lesbiana de San Francisco, Roberta Achtenberg,
miembro del gabinete Clinton, hostigó legalmente durante dos años a los
Boy-scouts por negarse a admitir homosexuales en sus filas, ya que los
grupos que promocionan esos delitos aconsejan a los homosexuales
introducirse en escuelas, iglesias y grupos familiares para ganarse la
confianza de los niños. ¿La causa?, está claro, como los homosexuales no
se reproducen, necesitan este medio para reclutar jóvenes. Quienes
proclamen que los homosexuales son normales, hacen un gravísimo y
grandísimo daño a jóvenes inocentes que van a ser objetos de su acoso.
Dejando
a un lado otros países, en España había al menos dos clínicas
destinadas al tratamiento de homosexuales: Una de ellas se dedicaba
también a otros campos de la medicina y psicología, pero fue cerrada
hace unos años y su dueño encarcelado por una denuncia del colectivo de
gays y lesbianas, que argumentó que llevar a cabo ese trabajo era
anticonstitucional, por afirmar equivocadamente que era una atentado
contra la libertad sexual. La otra clínica aún funciona y está en
Navarra. Ambas han curado a una gran cantidad de homosexuales, de los
cuales muchos actualmente están casados y llevan una vida normal con su
familia. Los testimonios de agradecimiento son muy abundantes.
En
algunos países como Canadá, no había consenso entre los especialistas,
hasta el año 1999, año en que, gracias a las investigaciones de los
expertos, se descubrió otro nuevo método de curación más rápido, pero su
eficacia es menor, porque debe ser repetido cada cinco años para evitar
que el afectado se vuelva a desviar. Esas investigaciones también
pusieron de relieve que, en una gran parte de los casos, basta con el
apoyo moral para salir del agujero. Creo que no es necesario hablar de
que cualquier psicólogo o médico de buena categoría y sin implicaciones
políticas bastaría para ayudar a superar la anomalía a una buena parte
de los invertidos.
Ya que es curable, es un deber social y moral
intentar ayudar a estas personas, que además suelen ser personas
carentes de autoestima y que han padecido un desarrollo lleno de
frustraciones. Sería una falta de amor al prójimo quedar impasible
viendo cómo los oportunistas, sin ninguna ética ni moral, fomentan esa
conducta y el llamado "orgullo gay" para ascender y estar bien vistos en
una sociedad en que lo feo, lo mediocre y lo burdo están cada vez más
de moda frente a lo decente, lo sublime y lo bello. Muchas veces, un
egoísmo e individualismo hedonista son el combustible de estas
tendencias desviadas, pues quien tiene un defecto y es un arrogante y un
soberbio, no quiere ayuda y con frecuencia persevera en su desgracia,
degradando su propia persona y corrompiendo al resto; sin embargo, no
falta quien es humilde y abierto, y no cuesta ningún trabajo ayudarle
con un pequeño esfuerzo de comprensión y amor, aunque también hay que
reconocer que es necesario algo de perseverancia. Por otro lado, en
muchas ocasiones, el llamado "orgullo gay" tiende a desviar a otras
personas que no son homosexuales, sino que sólo son sensibles, y por ser
personas demasiado inseguras, les hacen creer que son homosexuales y
los arrastran también al agujero.
Los sectores más conservadores
pretenden que la homosexualidad es un vicio; creer que la homosexualidad
no es más que eso, no sólo es arriesgado, sino que además es una falta
de caridad para con el desgraciado que ha tenido que sufrirlo. En
cambio, los sectores progresistas pretenden que no es más que una opción
de vida de cada persona , y lo conciben como algo totalmente normal. Ni
lo uno ni lo otro. Como con buena voluntad decía nuestro catequista,
hay un sano equilibrio, y, en base a las pruebas aportadas, podemos
afirmar que es una enfermedad y que además es curable. Alguno dirá:
¡Pero Dios les ha hecho así!; también Dios permite que nazcan ciegos,
autistas, retrasados mentales, y un largo etcétera. No obstante, aunque
nazcan así, no dejan de ser personas y de tener un alma y unos buenos
sentimientos humanos, y además ¿acaso me va a negar alguien que si
pudiese no curaría a las personas que nacen con algún tipo de esas
anomalías? Asimismo he demostrado que la homosexualidad es adquirida en
un 99,9% de los casos, por lo que Dios no tiene que ver; más aún, Dios
da libertad al género humano para que nos destruyamos entre nosotros
llevando una vida fuera de toda armonía, o para que llevemos una vida
feliz controlando las bajas pasiones y amándonos unos a otros. Dejaré a
un lado los intereses que puedan tener los sistemas políticos
plutocráticos en que haya una masa débil, homogénea y materialista para
darle forma. También dejaré de lado que la impureza de cuerpo es lo que
mina la fe, porque es un pecado que queda dentro, que mancha el cuerpo,
templo del Espíritu Santo. Ya lo dijo san Agustín:"Nemo incredulus nisi
impurus"(Nadie es incrédulo sino el que es un impuro); y es que el que
se deja llevar y nadie le ayuda o no tiene suficiente fortaleza, perderá
la fe y de paso intentará corromper a los demás. Esto le sucede a la
gente de poca cultura o personalidad, que ante la influencia de lo poco
que ha leído y lo parcial que era lo que ha leído, los paralogismos de
sus amigos y la nefasta influencia de la televisión y las modas, le
acaban llevando a la corrupción moral y espiritual que en ocasiones es
causa de las depravaciones ya expuestas.
Resistid valientemente
como rocas o acabaremos desechos como polvorones. Si con todo lo que he
dicho, alguien tuviese aún la irracional y estúpida idea de considerar
la homosexualidad una actividad normal, que venga Dios y lo vea. A ése
yo le preguntaría ¿dónde está tu sensibilidad humana y tu amor a tus
semejantes? ¿dónde vuestro sentido crítico?
En conclusión,
podemos decir, sin duda alguna, que Dios ha hecho la sexualidad para una
completa y total culminación del amor entre esposa y esposo que se
materializa en el acto sexual matrimonial y llega a su máxima plenitud
en el nacimiento de una criatura, que nace con el fin de convertise en
hijo de Dios; en verdad esto da cohesión al amor del hombre y la mujer,
llegando así a convertirse en una unión de cuerpo y alma en el amor, una
plasmación de esa unión en una sola carne. El que es un ignorante con
frecuencia suele ser también un soberbio, y el que es ambas cosas y no
trata de remediarlo, tarde o temprano acaba hundiéndose en la charca de
inmundicias del desenfreno sexual, olvidando que está demostrada la
existencia de un solo y único Dios llamado Santísima Trinidad. Con la
llegada de Cristo, por primera vez Dios mismo funda una religión, la
única que pone de pie al hombre y lo eleva por encima de todas las
depravaciones y degradaciones. Ya sabemos que la homosexualidad es una
anomalía, y en algunos casos una perversión, pero es curable; en
nuestras manos está ayudarles a integrarse socialmente como personas
normales, o, por el contrario, dejar que esta lacra continúe
extendiéndose, dañando, con sus consecuencias, a cientos y cientos de
personas inocentes, hasta demoler completamente, con todas las
enfermedades y abominaciones que acarrea, todas aquellas cosas a las que
el ser humano debe su condición de persona. Sí, en nuestras manos está
despreciar a esos pobres desdichados no teniendo en cuenta su condición
humana, o en cambio respetarles, como personas que son, y ayudarles, y
con eso hacer un inmenso favor a toda la humanidad. Si obramos bien,
Dios también nos lo agradecerá.
Una vez hubo un pueblo en el que
había un balneario que contenía la mayor parte de los ingresos de ese
pueblo; un muchacho de ese pueblo descubrió que las aguas estaban
contaminadas sus aguas y que cientos de personas se exponían a morir o
enfermar a causa de las aguas; el joven advirtió a los poderosos lo que
sucedía con las aguas, pero no le escucharon, sino que le ridiculizaban
ante la gente y decían que sólo deseaba acabar con la fuente de ingresos
del pueblo. Y decían muchas más mentiras de él para que nadie le
creyese, porque si la gente se enteraba, se les acabaría el negocio.,
Con el tiempo, acabó muriendo el pueblo entero por ese balneario, el
joven no, porque estaba encarcelado, pero miles de personas, en otros
pueblos, acabaron sufriendo también las consecuencias de aquel
balneario, cuyas inmundicias ya se habían extendido a pueblos que nada
tenían que ver. Quien tenga oídos, para oír, que oiga
Guillermo C. Pérez
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