Con el
renacido interés por la Liturgia que ha traído el pontificado de
Benedicto XVI entre los fieles católicos de a pie, vuelven a recuperarse
las figuras de los más eminentes liturgistas de nuestro pasado
reciente. Mientras que proliferan las referencias a hombres tan
importantes como Klaus Gamber, una de ellas, la del Cardenal Ferdinando
Antonelli, quizás siga aún siendo una gran desconocida para el público
en general.
No vamos a hacer aquí un semblante biográfico del Cardenal, sino que
venimos a recomendar un libro que es realmente interesante. Se trata de “El Cardenal Ferdinando Antonelli y la Reforma Litúrgica”, que publicó en español Ediciones Cristiandad en
2005. En dicha obra se recogen los escritos inéditos del Cardenal
Antonelli, que fue uno de los protagonistas de dicha Reforma Litúrgica,
sobre todo hasta el Concilio.
En
dichos escritos se trasluce el entusiasmo del Cardenal Antonelli por la
renovación litúrgica, conforme a lo dictado por la encíclica Mediator Dei de
Pío XII en 1947 (Antonelli perteneció a la que denominaron como
Comisión “piana” [querida por Pío XII] que llevó a cabo una parte de
renovación litúrgica -la reforma del Sábado y Santo y la de la Semana
Santa- bajo el pontificado de Pío XII). Y también queda clara la
profunda decepción que este purpurado sufrió con la creación y los
trabajos del Consilium ad exsequendam Constitutionem de Sacra Liturgia,
de la que el Padre Annibale Bugnini (quién después de un período de
confianza casi absoluta por parte de Pablo VI, sería después, en enero
de 1976 “degradado” por el Papa y alejado de Roma al ser promovido como
Nuncio Apostólico en Irán) era secretario, mientras que Antonelli –con
muchísimo más conocimiento y experiencia en Liturgia- sólo un simple
miembro.
El Consilium,
con Bugnini como máximo artífice de sus trabajos, fue el responsable de
que la Reforma Litúrgica querida por el Concilio Vaticano II quedara
como quedó, y acabara convirtiéndose en una continua fuente de
conflicto, que perdura hasta nuestros días. La obra mencionada da una
idea de cómo se desarrollaron los entresijos de esta reforma, del perfil
de los que trabajaban en ella y de cómo se acometían los trabajos. Los
frutos litúrgicos surgidos de este Consilium ya los veía venir, desde su
mismo establecimiento el Cardenal Ferdinando Antonelli, y en sus notas
privadas expresó con contundencia y dureza el problema que se venía
encima.
Con
la recomendación de que adquieran este libro, traemos aquí algunas
citas del mismo, palabras del Cardenal Antonelli, que son realmente
interesantes y profundamente reveladoras de lo que se coció en los
fogones de la Reforma litúrgica postconciliar.
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“Ayer,
23 de julio de 1968, hablando con Mons. Giovanni Benelli, Sustituto de
la Secretaría de Estado, mostré mis preocupaciones sobre la reforma litúrgica que se hace cada vez más caótica y aberrante. Noté en particular:
1-La ley litúrgica que hasta el Concilio era una cosa sagrada, para muchos ya no existe. Cada uno se considera autorizado a hacer lo que quiere y muchos jóvenes actúan así.
2-La misa, sobre todo, es el punto doloroso. Se van difundiendo las misas en casa, en pequeños grupos, en conexión con comidas comunes: la cena.
3-Ahora comienza la acción disgregadora en torno a la confesión.
1-La ley litúrgica que hasta el Concilio era una cosa sagrada, para muchos ya no existe. Cada uno se considera autorizado a hacer lo que quiere y muchos jóvenes actúan así.
2-La misa, sobre todo, es el punto doloroso. Se van difundiendo las misas en casa, en pequeños grupos, en conexión con comidas comunes: la cena.
3-Ahora comienza la acción disgregadora en torno a la confesión.
4-Hacía notar que parte de responsabilidad de este estado de cosas está en la relación con el sistema de los experimentos. El Papa ha concedido al Consilium la facultad de permitir los experimentos. El Consilium utiliza libérrimamente esta facultad.
Un experimento hecho en uno o en pocos ambientes cerrados (un
monasterio, una parroquia funcional) y por un tiempo limitadísimo, puede
valer y es útil; pero concedido ampliamente y sin límites restrictivos
de tiempo es el camino abierto para la anarquía.
5-En el Consilium hay pocos obispos que tengan una preparación litúrgica específica, muy pocos que sean verdaderos teólogos.
La carencia más acentuada en todo el Consilium es la de los teólogos.
En liturgia, toda palabra, todo gesto traduce una idea que es una idea
teológica. Dado que actualmente toda teología está en discusión, las
teorías corrientes entre teólogos avanzados inciden sobre la fórmula y
sobre el rito. Con esta consecuencia gravísima: que mientras la
discusión teológica permanece al nivel alto de los hombres de cultura,
puesta al nivel de la fórmula y del rito se pone en marcha para su
divulgación entre el pueblo. Podré ilustrar este punto de vista con
varios elementos de la Instructio de cultu mysteryy eucharistici del año
pasado”.
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“Lo
que es triste (…) es un dato de fondo, una actitud mental, una postura
preestablecida, y es que muchos de los que han influido en la reforma,
(…) y otros, no tienen mor alguno, veneración alguna por lo que nos ha
sido transmitido. Tienen de entrada menosprecio por todo lo que hay
actualmente.Una mentalidad negativa, injusta y perjudicial.
Desgraciadamente, también el Papa Pablo VI está un poco de esa parte.
Tendrán todos las mejores intenciones, pero con esta mentalidad son
llevados a derribar y no a restaurar”.
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“Es seguro, además, que Pablo VI
seguía con atención los trabajos de este Consilium. Recuerdo al
respecto que en una reunión de dicho Consilium, y concretamente en la
del 19 de abril de 1967, Pablo VI intervino personalmente; y me llamó la
atención el hecho de que, hablando del camino actual de la realización
de la reforma litúrgica, Pablo
VI manifestara su amargura, porque se hacían experimentos caprichosos
en la Liturgia, y expresó también su dolor por ciertas tendencias hacia
una secularización de la Liturgia. Pero reconfirmó su confianza en el
Consilium. Y no se da cuenta el Papa de que todos los perjuicios nacen
de cómo ha planteado las cosas el Consilium en esta reforma”
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“Peor
el sistema de las votaciones. Normalmente se hacen levantando la mano,
pero nadie cuenta quién la levanta y quién no, y nadie dice tantos
aprueban y tantos no. Una verdadera vergüenza”.
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“Ha
sido nombrado Secretario de la nueva Congregación del Culto Divino el
P. Annibale Bugnini, CM. Podría decir muchas cosas de este hombre. He de
añadir que Pablo VI lo ha apoyado siempre. No quisiera equivocarme,
pero la laguna más notable del P. Bugnini es la falta de formación y sensibilidad teológica.
Falta y laguna grave, porque en la liturgia cada palabra y cada gesto
traducen una idea que es idea teológica. Tengo la impresión de que se ha concedido mucho, sobre todo en materia de sacramentos, a la mentalidad protestante.
No es que el P. Bugnini haya creado estos conceptos, nada de eso, él no
ha creado, él se ha servido de mucha gente, y, no sé por qué, ha
introducido en el trabajo a gente hábil pero de matices teológicos
progresistas. Y, o no se ha dado cuenta, o no ha resistido, como no se
podía resistir a ciertas tendencias”.
Fuente: http://infocatolica.com/blog/novaetvetera.php/1004060124-reforma-liturgica-la-vision-d
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