¿Hay que educar la sexualidad de los hijos?
La sexualidad debe ser educada del mismo modo que se educan
otros aspectos de la vida de los jóvenes, pero con sus particularidades
propias: debe entenderse como educación para el amor, para la entrega; que
facilite a los jóvenes la comprensión de la belleza y la trascendencia del
amor conyugal en el matrimonio, la grandeza de la misión de la familia. La
educación de la sexualidad no puede separar los aspectos biológicos de los
aspectos afectivos, morales y espirituales.
¿A quién corresponde la educación sexual?
En primer lugar le corresponde a los padres, que por conocer
bien a sus hijos, saben cuál es el mejor momento y el modo para explicarles
todo lo relativo a esta materia. Esta es la mejor educación personalizada, que
además garantizará el pudor y la delicadeza de sus enseñanzas. La escuela
puede cooperar con los padres pero nunca sustituirlos. Los padres deben conocer
y autorizar los conceptos que reciban sus hijos en la escuela, particularmente
en esta materia.
¿Qué opinión merecen los programas educativos que
proponen una simple información fisiológica o biológica en esta materia?
Esos programas lesionan la formación de los adolescentes en
la medida en que estén separados de los principios morales. Deben estimular a
vivir las virtudes humanas que llevan a un dominio de sí mismo y fomenten el
verdadero amor y la castidad.
¿Atenta la práctica de la castidad contra la libertad?
De ningún modo, porque la castidad es una virtud que orienta
el recto uso de la sexualidad, y su vivencia suele variar según las
circunstancias en cada etapa de la vida. En la adolescencia debe ser educada, ya
que la corrupción de costumbres comienza frecuentemente por el abuso de la
facultad de engendrar, que debe ser orientada hacia el amor, la vida y la
fecundidad. De la misma manera que en otras materias los padres y los educadores
no tratan a sus hijos o alumnos como animales, tampoco deben hacerlo en este
tema. Plantear los aspectos relativos a la sexualidad separados de los valores
específicamente humanos y cristianos, lleva a un comportamiento animal, indigno
de la condición de hombres y mujeres.
¿Deben estar atentos los padres sobre estos aspectos de
la educación sexual de los hijos?
Sí, porque Dios
les ha encargado la tarea de formar a sus hijos como hombres cabales y como
cristianos. Descuidar este aspecto sería faltar a un grave deber y dejarlos,
hoy en día, a merced del ambiente de libertinaje que se propaga en nuestro
tiempo.
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